lunes, 31 de octubre de 2011

La unión hace la fuerza - Julio 2010

Hace un aproximadamente 1 mes, después de muchos meses de trabajo y de una gran inversión de capital, pude inaugurar mi nuevo negocio.

No se imaginan la frustración que sentí, al percatarme que a solo 3 dias de abierto, había recibido la visita de un amigo de lo ajeno, quien después de dañar parte de la infraestructura recién terminada del local, se robo la venta del día, documentos del negocio, valioso equipo y hasta la propina de los empleados.

Gracias a Dios, el negocio ha tenido muy buena acogida y hemos podido sufragar la perdida de este robo. Pero así mismo, tomamos algunas medidas para prevenir que esto volviese a pasar. Instalamos verjas en todas las ventanas de las oficinas, adquirimos una alarma electrónica e instalamos cámaras de vigilancia con visión nocturna.

Sabía que todo esto me podía ayudar a minimizar las probabilidades de volver a ser víctima de estos maleantes, pero aparte de esto, me comunique con los negocios vecinos del área y los puse en alerta de lo que estaba sucediendo.

Apenas un mes después del robo, el maleante volvió a atacar. Se trepo en el techo de mi local a las 6:30 de la mañana, intentando meterse nuevamente al mismo. Quizás las verjas se lo habrían puesto un poco más difícil y la alarma me hubiese podido avisar que alguien había penetrado. Del mismo modo, las cámaras me hubiesen dado imágenes de cómo se metieron y la silueta del ladrón. Pero fue la actuación del celador de un negocio vecino, quien se percato de la presencia del maleante e inmediatamente me notifico, la que hizo la diferencia.

Gracias a su actuación, pude acercarme rápidamente al local mientras el ratero se encontraba todavía en mi techo. Al darse cuenta de mi presencia, el ladrón corrió y se bajo del techo, pero gracias a Dios pude alcanzarlo y ponerlo a buen recaudo de la policía, a la cual agradezco por haber llegado rápidamente al recibir mi llamada.

Mi única crítica es que tuve que poner la denuncia frente al ladrón y varios otros maleantes mas, cosa que deja expuesto y pone en peligro la seguridad de las víctimas. Todo lo demás fue manejado muy bien por parte de las autoridades.

El resultado fue una condena de un año en la cárcel de Tinajitas, la cual, aparte de parecerme muy poco para un ladrón reincidente, puede ser pagada en días multa si el sujeto consigue los fondos.

Lo positivo que saco de esto es que una vez más queda demostrado, que se puede prevenir y luchar para disminuir la delincuencia utilizando diferentes estrategias, pero sobre todo, uniéndonos todos para protegernos y ganarle la batalla a estos maleantes.

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