lunes, 31 de octubre de 2011

De verdad nos separamos de Colombia? - Noviembre 2008

Nunca me he atrevido a visitar a nuestro hermano país, Colombia. A pesar de contar con numerosos amigos residentes en diversas ciudades de este vecino país. Existe un solo motivo por el cual nunca me he animado a ir. Este es el temor al flagelo de la violencia y de la inseguridad que los ha castigado por todos estos años.

Muy bien dice el dicho “Nadie sabe lo que tiene, hasta que lo pierde”. Nosotros, poco a poco, estamos perdiendo lo más valioso que hemos tenido en Panamá durante los 105 años que con orgullo celebramos este mes de noviembre. Nuestra seguridad.

Y a nadie parece importarle. Como bien lo dice Alejandro Lagrotta en su canción: “Parecemos tres millones de sordos indiferentes”. Los cuales pensamos que esto no es con nosotros y que no nos afecta. Lo único que sabemos hacer es criticar a Martín, el cual a su vez, le pasará la pelota a Mireya, quien hizo lo mismo con el Toro…y así nos llevarán. Si seguimos así, el que quedara pagando los platos rotos, tendrá que ser Amador Guerrero, ya que no habrá quien lo defienda.

No se si se habrán dado cuenta. Pero así como de la noche a la mañana nos llenamos de inversionistas que apuntaron hacia Panamá. Así mismo de la noche a la mañana se nos están yendo. El turista y el “expat” que estaban llegando en grandes cantidades a Panamá, ya están dando muestras de preocupación por el tema de la creciente inseguridad que se esta viviendo. Y lastimosamente ya son varios los que le les ha tocado vivirla en carne propia.

Ahora nos va a tocar sufrir los efectos de este problema desde otro aspecto. Uno que quizás les duela más a todos esos indiferentes. Este es el momento en que nos va a empezar a tocar el bolsillo. Cuando nos percatemos que el famoso “boom inmobiliario” ha empezado a desinflarse; cuando realicemos que los turistas han disminuido sus visitas y sus inversiones en Panamá, ya no solo por la crisis económica mundial, sino por temor a la violencia que se vive; Cuando los panameños dejemos de salir a comer o a divertirnos con nuestros amigos, por miedo de que roben en el negocio que visitemos; cuando los empresarios teman visitar la zona libre por temor de ser asaltados o secuestrados; o cuando dejemos de visitar el interior de la república, por temor a que nos desvalijen la casa durante nuestra ausencia. Podría escribir varios párrafos mas sobre el tema. Pero creo que ya deje claro mi punto.

Yo sigo pensando que todavía no es muy tarde. Estoy convencido de que lo único que nos falta es la voluntad de querer frenar esto. Lastimosamente perdemos el tiempo discutiendo sobre DDD y sus enredos, decretos de seguridad ineficientes, estatuas desaparecidas y hasta leyes sexuales que no parecen mas que cortinas de humo para distraernos cada vez mas.

Ojala no llegue el día, en que de verdad sintamos que nunca no separamos de Colombia.

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